La primera edición de la Ordre de Mèrit Catalana de Galaxia Golf ha
llegado a su fin con el broche de oro que representó la gran final
celebrada en el PGA Golf de Catalunya. Queda atrás una gran temporada
plagada de buenos momentos. Lejos de ponernos nostálgicos, y recogiendo
el relevo de un artículo anterior en el que detallábamos las mayores
decepciones del año, procedemos a hacer un repaso de lo mejor de lo
acontecido en la prueba final.
En el número 5: El hombre que recogía premios de incógnito
El “noi de les ulleres” firmó un final de año explosivo, y la final
del PGA le aupó al tercer lugar de la general. Nada que nos sorprenda
viendo el gran juego que ha lucido una de las sensaciones de la
temporada. Empezó sin hacer mucho ruido y ha acabado irrumpiendo en el
podio final.
Tal es su discreción que en la entrega de premios del sábado, en
la que acaparó nada más y nada menos que tres galardones, se mostró muy
reticente a quitarse sus gafas de sol. Cuentan que a través de ellas,
es capaz de medir distancias a bandera, ver las caídas de los greens
como si jugara a la play, e incluso contabilizar todos los pagos que
van llegando a su bolsillo sin tan siquiera inmutarse.
Ferris, genio y figura!
En el número 4: El Réquiem del swing de un campeón
Una de las máximas promesas al iniciarse el año ha decidido que va
a dar un giro radical a su swing. En vista del resultado final en la
OMCat – en un discreto octavo lugar - y de algunas espantadas como la
acontecida en Sant Cugat, o en Lumine Hills, el astro montañés habría
decidido dar el pasaporte a su swing.
Necesita pasar al siguiente nivel para poder optar a las mas altas
cotas del éxito y así lo manifestó a sus allegados recientemente. Eso
si, pospuso el proceso a después de los eventos de final de año.
Su viejo swing le dió una última alegría al bueno de Marcelino,
que cuajó una aceptable actuación en PGA. A partir de ahora solo le
queda trabajar un poquito, y empezar a bajar de 90 con regularidad.
En el número 3: El hombre que iba a REC y....
En una entrevista en los días previos a la final el “Mariscal de
Gavà Mar” respondía a varias cuestiones con un optimismo desatado. De
su boca salían afirmaciones como “Firmaría un 82...” o “Tal como le
estoy pegando a la bola no me extrañaría que cayera un 80”. Llegaba en
un momento dulce a la final, y mas de uno y de dos, contaban con él
como favorito a la victoria, por qué negarlo.
Pisha evitó pronunciar las tres palabras fatídicas que han hundido
tantos sueños en esta OMCat: Rompo El Campo. No las pronunció, pero las
pensó, que para el caso es lo mismo. El batacazo fue de órdago, pero se
fue a casa contento. Al menos pudo salvar su honrilla ganando su duelo
particular contra el magnate de la cosmética.
En el número 2: Lo del Tenga...
Han llegado a la redacción rumores sobre los temas tratados durante
la larga y animada conversación posterior a la comida. Fuentes bien
informadas apuntan a que varios de los jugadores tuvieron que ser
expulsados literalmente de las instalaciones del club, con evidentes
síntomas de embriaguez.
Antes de este momento, la conversación habría derivado hacia
oscuros temas de conversación. Dada la naturaleza de éstos, entre los
presentes se hizo un pacto tácito de silencio, pero nuestros lectores
quieren saber más. Tanto es así, que en las casas de juego ya se
admiten apuestas sobre quien de los presentes es el impulsor del uso
del afamado aparato de autosatisfacción cuyo nombre da título a este
párrafo.
Y en el número 1, y liderando el ránking: El nivelón de los que se jugaban las garrofas
Hay que hacer un homenaje a esos dos señores, que con toda la
presión que colleva una Finalisima de la OMCat, sacaron lo mejor de su
golf para marcarse un vueltón en uno de los campos más exigentes de
Catalunya – y mas aun en el estado en que se encontraba. Manel y
Camellzone protagonizaron un bonito duelo al sol sobre el césped del
PGA. Un “toma y daca” continuo que al final se decidió por la mínima, y
de forma salomónica. Victoria en la Final para uno, y triunfo general
para el otro. Se merecen los dos toda nuestra admiración. Chapeau!
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