martes, 14 de febrero de 2012

Perfiles Omcateros: Hoy, Pisha Y Gomezson

By Wantes

La OMCAT Digest, siempre atenta a las demandas de nuestros lectores, comienza una serie sobre los verdaderos protagonistas, los jugadores de la OMCAT. Desde aquí queremos dar a conocer al gran público esos detalles personalísimos que sólo se viven desde dentro del circuito, esos pequeños rasgos que humanizan a nuestros ídolos golfísticos, cómo son de cerca. Nuestro corresponsal de OMCAT Digest se ha infiltrado en un partido de la OMCAT y ha compartido unas horas con dos de los jugadores más destacados del presente torneo, Pisha y Gomezson. Esta es la crónica de tan privilegiada jornada:

Pisha es un jugón con mayúsculas. Su swing es sólido como una roca, drivea con una facilidad tremenda a distancias considerables y con un vuelo de bola ligeramente al draw que es una delicia. Y cuando le apetece se marca un fade elegante como un frac, sin esfuerzo, porque sí, porque le viene bien al hoyo. Lo hace tan fácil que busca siempre superarse y afronta los hoyos apuntando a la línea más arriesgada y difícil. Con desigual fortuna. Con la madera de calle y con los hierros consigue también golpes extraordinarios en distancia y precisión. El bunker es su área natural y saca las bolas como si lo hiciera con la mano. Cuando hay un green, su putt es preciso. Con greenes provisionales, eso sí, es igual de paquete que todos los de su partido. Y además no tiene abuela. Todos sus golpes los acompaña de una confianza ciega en sí mismo y en sus posibilidades, declarando abiertamente lo grandísimo jugador que es. Esto es estatura de campeón. Ojo porque en condiciones de juego razonables y con una táctica más conservadora tenemos a un serio candidato al triunfo final.

Gomezson es otro respecto del jugador timorato del año pasado. En sus palos se agazapa un jugador de gran calidad. Si consigue dominar su tendencia al fade globeado, sus drives son buenos. También sus hierros esconden golpes de calidad, aunque a veces estén demasiado escondidos y le salgan rabazos infames. Cualquier otro jugador se hundiría ante un golpe malo, pero este hombre lo acompaña de una sonrisa. Su buen humor, su simpatía y la sencillez con la que analiza los avatares del juego lo hacen ser un compañero de partido delicioso. Es capaz de explicar cualquier situación compleja con un comentario fácil y llano que describe el corazón del problema y su solución.

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